¿Eres de esas personas que no soporta muy bien el agua fría, aunque sea en verano? ¿Te molesta el agua fría de las duchas cuando las utilizas antes de entrar o después de bañarte? Las duchas solares son la solución y aquí te vamos a explicar cómo funciona una ducha solar.
Básicamente, el funcionamiento de una ducha solar es el mismo que el de una ducha estándar solo que en lugar de estar únicamente conectada a una toma de agua, cuenta también con un depósito en el que el agua se acumula y que gracias a lo que llamamos colector solar, sube su temperatura.
De este modo, hay varios aspectos que van a definir el uso y la efectividad de una ducha solar.
Por un lado, tenemos el depósito-colector solar. Cuanto mayor sea éste, mayor será la cantidad de agua caliente de la que podremos disponer de forma continua. Habitualmente los depósitos de las duchas solares existentes en el mercado suelen partir de una capacidad de almacenaje de unos 20 litros. De ahí en adelante.
Sus características son definitivas a la hora de la efectividad y la rapidez del calentamiento del agua dentro del depósito. Depende del fabricante, también puede variar el material en el que está fabricado.
Como es lógico, interesan aquellos materiales que mejor capten y absorban el calor generado por los rayos del sol. Dependiendo del fabricante los podemos encontrar en acero, aluminio, materiales plásticos como polipropileno o similares… Siempre buscando, como decíamos, la mayor capacidad como acumulador de calor y la mayor velocidad posible de transmisión de ese calor al agua del depósito.
También hay casos de duchas solares en las que su colector solar tiene la capacidad de poder absorber el calor del ambiente aunque nos encontremos en días nublados, por ejemplo.
Otro aspecto importante es el color del colector. Generalmente cuanto más oscuro sea, mayor suele ser la absorción del calor. Pero al igual del color, también es importante el revestimiento del propio colector, si lo tuviera, el cual también debe contar con esas capacidades de absorción y transmisión del calor.
Otro punto importante son los materiales de la ducha que deberían ser extremadamente resistentes. Por un lado, teniendo en cuenta que es un elemento que va a estar permanentemente a la intemperie (lluvia, viento, suciedad…)
Pero no sólo por estar en exterior, sino que va a sufrir constantemente en un ambiente húmedo, en contacto constante con el agua.
Algo que también es importante y que debemos tener en cuenta, es la separación y aislamiento entre el depósito en el que acumularemos el agua caliente y la tubería general por la que llega agua a la propia ducha. Si ese aislamiento no es correcto, esto afectará negativamente ya que no podremos mantener la elevada temperatura del agua del depósito todo el tiempo que desearíamos.
Como es lógico, es recomendable contar con un mezclador en la ducha solar, de modo que al igual que por ejemplo hacemos en la ducha de nuestro baño, podamos regular la temperatura a la que queremos que salga el agua, y así resulte realmente confortable.
Y algo que nunca podemos olvidar y que resultará fundamental para la efectividad de la ducha solar, su ubicación. Parece obvio pero muchas veces no somos conscientes de ello; cuanto mayor sea el número de horas que la ducha esté “al sol”, mejor.
El dónde coloquemos la ducha solar es vital. Por muy, muy buena que sea la ducha, si nos equivocamos en dónde la situamos, su funcionamiento no será efectivo.
Ahora que ya sabes como funciona una ducha solar, ¿Te animas a instalar una junto a tu piscina? Seguro que te encanta.